domingo, 4 de febrero de 2024

La historia de Mark (Capítulo IV)


Saliendo del salón, Mark apenas entra a la oficina principal a firmar el libro de asistencia y se retira sin mediar palabra. Ya bajando las escaleras Mark es abordado por una de sus alumnas, se trata de Alejandra; de 19 años, una de sus estudiantes más antiguas (3 semestres) pero también con la que más solía hablar después de clase.

-Profe Mark-
-Hola Alejandra, no te vi hoy en clase ¿Qué pasó?-
-Estaba en una capacitación para iniciar las prácticas dentro de la universidad-
-Te entiendo, esperemos que todo te salga bien-
-Así es profe, y cuénteme ¿Cómo estuvo la clase de hoy?-
-Pues lo normal, les di una pequeña lección de vida, como siempre hago a principios de semestre-
-Tú y tus historias...-
Mark miró al reloj y aceleró un poco el paso.
-Vaya, ya es un poco tarde-
-¿Qué vas a hacer luego?-
-Lo más probable es que me vaya de pesca, aprovechando que todavía no es medio día-
-Profe, usted por lo visto no cambia. Cuando no es la música es la pesca-
-Y si no son esas dos, me estoy tomando un café en cualquier lugar de la ciudad, escuchando música sin que nadie me moleste-
-Ojalá y eso cambie algún día, para ese día espero y podamos salir y tomarnos algo juntos-
-Alejandra...-
-De hecho, yo sé que crees que por la diferencia edad no podemos salir juntos, pero creo que vale la pena, eres todo un caballero con las pocas mujeres a quienes le das confianza... Pero no te preocupes Mark, yo no estoy aquí para arrebatarte nada, mucho menos para buscar una relación con nadie, solo que eres de esas pocas personas a quienes quiero mantener en mi vida por todas las cosas positivas que pueden aportar a la mía. Este es mi último semestre con usted y bueno, no quiero que perdamos el contacto, tranquilo que yo no te voy a acosar ni nada por el estilo. Solo quiero que sepas que aquí tienes una amiga si en algún momento necesitas desahogarte.-

Mark la miro y sonrió, tocó el hombro de Alejandra y acarició su pelo en señal de cariño, sacó de su bolsillo una chocolatina y se la regaló. Ella solo sonrió y dio las gracias. Mark en el fondo sabía que Alejandra era sincera, aunque había muchas razones para que este no se abriera fácilmente.

-Algún día tendré el tiempo para contarte de las razones que tengo para ser como soy-
-Solo espero que durante ese tiempo podamos seguir en contacto-
De nuevo sonrió y acarició su cabeza en señal de cariño, la miró y le dijo:

-Te veo la próxima clase-






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