sábado, 27 de septiembre de 2014

Pintando fantasias II (XIV)


-Aún no entiendo cómo llegamos a estas instancias, solo puedo decirte que asumo mi culpa en todo este rollo-
-Hayate Sama, tú no eres el único culpable aquí...-

Recordaba aquellas últimas palabras que cruzaron antes de convertirse en los peores enemigos, dos almas llenas de odio y resentimiento mutuo, cada uno por causas distintas. Hayate tenía claro que Jade había tomado un rumbo distinto, que necesitaba vivir todo aquello que ya él había vivido, sobre todo su crecimiento personal y espiritual.

-Sara fue el motivo de nuestra distancia, sin embargo... es ella la razón por la cual no quiero dejarte escapar, aunque sepa que nuestras vidas tomen caminos paralelos, aunque intente restarte importancia ¡¿Acaso no lo entiendes?!-
-Entiende tú de una buena vez, que si me tocara pasar el resto de mi vida tratando de que me perdones lo haría, pero ahora tengo que asumir las consecuencias de mis actos ¿Qué tanto te cuesta entender que comprendo cómo te sientes y por tanto hago lo que creo que es conveniente para ti?-
-Sí claro, tú no sabes lo que he vivido-
-Solo eres una culicagada, crees sabértelas todas pero no sabes nada de la vida, niñata-
-Respétame hazme el favor-
-Pídeme respeto cuando lo merezcas-

El tono iba subiendo a la par de las palabras desatadas por sus iras contenidas.

-Eres un estúpido, nadie me falta el respeto, mucho menos un desocupado como tú-
-Sí claro, mis obras se pintan solas ¿Quién de los dos ha llegado más lejos? Respóndeme, a ver-
-No me interesa, no quiero escucharte, no vale la pena discutir con un idiota como tú-
-Ok, entonces cierra la puta boca y lárgate de aquí, apártate de mi vista, culicagada-
-¡Imbécil!-
-¡Bastarda!

Aquellas palabras volvieron a llenar de lágrimas sus ojos, Hayate recordó aquella última vez que le había dicho esa palabra (bastarda) a Jade, sin embargo esta vez no sintió remordimiento alguno.

...Todo pudo haber sido distinto; muchas veces me lamenté en silencio, me di latigazos de culpabilidad por haberla llamado bastarda, se me fue la mano esa vez con ello. Sin embargo ella misma tomó a burla aquellas disculpas sinceras que le había pedido luego del altercado, no soporté más que se burlaran de mí. Jade, lo siento...

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